NIÑOS Y MEDICACIÓN

Ante cualquier problema en relación con los niños, es lógico que los padres consulten en primer lugar con su pediatra. Es fundamental, bajo mi punto de vista, que cuando el médico realice determinadas prescripciones (especialmente las relacionadas con diagnósticos que tengan que ver con la salud mental), los padres se preocupen de obtener segundas, terceras, y si me apuran, hasta cuartas opiniones. A veces, al pediatra, al igual que a cualquier profesional, puede costarle reconocer su desconocimiento sobre determinadas áreas, y puede tender a tratar de solucionar un problema que ni siquiera está demostrado que exista, mas allá de la inquietud o incomodidad de unos padres o de unos profesores.
Dado que el profesional que escribe estas líneas, cada vez encuentra mayor número de menores medicados con psicofármacos, les recordaría que la responsabilidad última de que el niño se medique o no es de ustedes los padres. Yo desde aquí, les pido encarecidamente la búsqueda de otras alternativas, especialmente en lo referente a la Hiperactividad, los trastornos del sueño, o del apetito, la atención, y la concentración.



En EEUU ya se están medicando a algunos niños desde que tienen un año, basándose en la existencia de un supuesto trastorno bipolar infantil.
Les recuerdo que las medicaciones psiquiátricas no son inocuas, acortan la vida y tienen efectos secundarios, además de generar una potencial y dañina identidad de "enfermo" en el niño. Como en todo, hay excepciones, pero suelen ser precisamente algo excepcional, anecdótico. En la mayor parte de los casos, el niño es un reflejo de su contexto, y lo que hace o lo que le pasa no es sino el resultado de una perfecta adaptación a lo que hay en su entorno, ya sea un entorno inconsistente y poco coherente, o demasiado controlado y estructurado.
Pregunten, averigüen, y luego tomen una decisión.
Como siempre, les recuerdo que lo que digo no es sino mi opinión profesional, que es lo máximo que como persona puedo ofrecerles.

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