COMO EVITAR QUE MI HIJO SE CONVIERTA EN UN DICTADOR. EDUCAR ES ENSEÑAR A VIVIR

Educar, hoy en día y en muchísimas ocasiones se confunde con proteger a los niños. Se cría a los niños entre algodones. Se les proporciona todo aquello que no tuvimos de niños por miedo a que sufran. Se les da todo lo que piden porque no se les puede dedicar tanto tiempo y de esa manera se cubre la parte afectiva. Sin embargo, no hay juguete que sustituya la interacción entre padres e hijos. Jugar juntos, hablar y escucharse, los abrazos, la compresión, nunca pueden ser sustituidos por un juguete. Darles todo, protegerlos de todo, permitirles que hagan lo que quieran cuando ellos quieran, supone no entregarles las herramientas para poder afrontar la vida y convertirlos en niños con graves problemas de autoestima, y en muchos casos, en esos dictadores de los que habla Javier Urra en su libro “El Pequeño Dictador” (Editorial Esfera). ¿Y cómo evitamos convertir a nuestro hijo en un dictador?. Algo fundamental a lo que no debemos renunciar: poner límites a su conducta, a la vez que le dedicamos tiempo, y afecto. Los niños necesitan que se les proporcione un orden y una estabilidad, necesitan contención, de esa manera aprenden a ser responsables y a afrontar las diversas circunstancias que se le presenten a lo largo de su vida. Necesitan experimentar todas las emociones tanto las buenas como las “malas” porque de esa manera entienden el mundo que les rodea. La vivencia emocional desarrollará su inteligencia emocional, comprenderá lo que siente él y los demás, formará su personalidad. Y todo esto debe ir acompañado de mucho afecto por parte de nosotros sus padres, algo fundamental para que se sienta seguro y cómodo consigo mismo.

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